Mucha diferencia me parece. Tal vez los angloparlantes dispongan de una prodigiosa capacidad para retener vocablos y gran sutileza para apreciar los matices que aconsejan el empleo de unos con preferencia a otros. O quizás vivan una realidad tan rica y compleja que haga necesaria esa enorme riqueza léxica. Eso explicaría que me resulte tan difícil aprender ese idioma. Tambien justificaría el hecho, ampliamente contrastado, de que los ingleses se esfuercen tan poco en aprender un idioma distinto al suyo: no sólo les resulta innecesario, tambien insatisfactorio.
Mientras reflexionaba sobre este asunto, he dado con esta web que aporta otro punto de vista. Al pareder, entre 1992 y 2001 se desterraron más de seis mil términos del diccionario de la Real Academia Española. Es decir, en el castellano se dan de baja palabras como si nuestra lengua se tratase de una entidad que regulariza su censo de socios cancelando la cuenta de aquellos que no están al corriente de pago. Y aquí puede estar la explicación: la lengua española se tendría, al parecer, por un club bastante más selecto que el omnipresente idioma inglés que, acaso por su carácter de lengua franca, no hace ascos a incorporar nuevas palabras y, a su vez, nunca renuncia a ninguna de ellas.
La web a la que me he referido propone una romántica iniciativa: apadrinar palabras en vías de extinción y rescatarlas del desuso. Muchas de mis palabras favoritas ya estaban cogidas (el político Pepe Blanco me pisó bisoñé, una de las mejores), pero he llegado a tiempo para apadrinar ésta, que me gusta mucho e incluso me define bastante bien:
pasmarote.
1. m. coloq. Persona embobada o pasmada por pequeña cosa.
Esta es mi aportación a la lengua castellana. Así que, ya saben: usen esta palabra, construyan frases con ella, difúndanla, embóbense y, en consecuencia, disfruten con las cosas pequeñas, quédense pasmados y no salgan de su asombro y, comportándose como auténticos pasmarotes, contribuyan a que mi ahijada siga ocupando un pequeño espacio en el diccionario (concretamente, entre pasmarotada y pasmazón) y tambien en nuestra tradición oral.
¡Qué casualidad! Anoche sin ir más lejos, en esa misma página, apadriné la palabra "alifafe" (achaques leves), probablemente porque con 47 años ya una empieza a tener una rica variedad de ellos. Asi que, por mi parte, misión cumplida.
Besos.