Isabel García Marcos se hizo famosa aguantando las faltadas de Gil en aquel programa de Pepe Navarro. Aparecía con actitud cachazuda, pertrechada de papeles y con un aguante infinito; hasta se podía sentir lástima de esa persona que parecía dedicar su vida a enfrentarse a un titán mafioso como Gil, un personaje que, admitámoslo, llegaba a caernos bien en su desverguenza.
Aunque objetivamente esta mujer parecía tener razón, yo sentía que algo no funcionaba. En esa actitud de David frente a Goliath faltaba algo. O quizás sobraba: se la notaba demasiado desenvuelta, demasiado cómoda encarnando el papel del estado de derecho frente a la corrupción total. Había un toque de mesianismo demasiado notorio que impedía empatizar con ella. Sobreactuaba. Gil intuía ese detalle y lo empleaba a fondo. Quizás sea por eso por lo que no me sorprendió demasiado que la pillaran trincando.
Su salida de la carcel tampoco me ha defraudado. La ha escenificado como de costumbre, supongo que cómo es ella: desafiante, verborreica, buscando las cámaras y sin aparentar ni un gramo de arrepentimiento o quebranto personal, como si una temporada en el infierno le hubiera sentado divinamente. Se ha autocalificado como "luchadora contra la corrupción " e incluso como presa política. Era de esperar.
Parece haber una línea muy tenue que separa a los presos políticos de los políticos presos. Estos últimos siempre quieren cruzarla; es lógico: siempre es mejor que a uno lo comparen con Mandela que con Roldán. Así que, ¿por que no va a hacerlo esta mujer? Al fin y al cabo sólo le queda la fama de antaño. Definirse como preso político es algo parecido que lo que suele decirse cuando nos pillan in fraganti haciendo algo malo: esto no es lo que parece...
Pero, ¿que es un preso político?. Hay una buena definición en la Wikipedia: un preso político es cualquier persona física al que se mantenga en la cárcel o detenido de otra forma, por ejemplo bajo arresto, porque sus ideas supongan un desafío o una amenaza para el sistema político establecido, sea este de la naturaleza que sea.
Y es que aunque quisiera tomarme en serio a esta señora, me temo que sería difícil. No parece que sus ideas representen amenaza alguna para ningún sistema político, y mucho menos para éste que le ha permitido vivir de la política, ocupar un cargo público, lucrarse y ser excarcelada bajo una fianza de diez milloncejos de las antiguas pesetas , una minucia para alguien que anda en asuntos urbanísticos en la costa del sol.
En el mundo hay auténticos presos de conciencia. Incluso creo que hay una premio nóbel que no puede salir de Birmania. Gente que realmente quiere cambiar sistemas políticos sólo con la fuerza de sus ideas. Amnistía Internacional lo denuncia año tras año. Por eso me repugnan tanto actitudes como la de esta señora, el mismo asco que siento cuando gente como Txapote hace lo mismo.
Y , ahora que lo pienso, el propio Gil se quejó en su día de ser víctima de una persecución política. Qué mundo más poco original
La verdad , tampoco simpatizo con ella , pero he de reconocer que es la esencia del politico , declaraciones maquiavelicas y medrar personalmente .
Hasta para buscarse un abogado es polemista y utuliza la imagen , vease , gomez de liaño .
Gracias por mail:) haremos lo que se pueda