09 septiembre 2006
El teatro es un coñazo: por eso no va nadie.
A mí el Rubianes me caía bien. Y eso unicamente por el personaje de Makinavaja, en el que la serie de televisión mejoró el personaje de los tebeos (acompañado por el impagable Pedro Reyes). A ese castizo personaje, y a ninguna otra cosa, debe Rubianes su fama y su carrera. Sus opiniones políticas no me interesan más que las de Elsa Pataki, de la misma forma que no me interesan las opiniones políticas de ningún artista. Nunca he entendido por qué extraña razón los artistas tienen licencia para pronunciarse sobre asuntos públicos y no la tienen los futbolistas, los seguratas o los empleados de banca.


Pero menudo favor que le han hecho a este tío. El muchacho escribe una obra de teatro sobre Lorca (una más!!), una pieza que nadie iba a pagar por ver; se monta la bronca y ya tenemos una víctima de la censura. En consecuencia, el producto que vende Rubianes adquiere valor, se realza, y por todo ello es previsible que su obra sea solicitada para ser representada en múltiples auditorios culturales para satisfacer la demanda de un público militante. ¿Quien hace caja?.

Si querían joder a Rubianes más valía quedarse callados, ignorarlo. Hubiera corrido la misma suerte que la mayoría de los autores teatrales de este país: aburrir y ser ignorados por ello. Nadie se habría dado cuenta.


Y es que el teatro aburre. Es un coñazo. La gente lo sabe, y por eso no va. Nadie quiere pasar el sábado noche medio a oscuras viendo a actores impostando la voz, exagerando movimientos, diciendo cosas que nadie dice, contando historias inverosímiles, y siendo interrumpidos por música a toda hostia. Todo eso en salas caras e incómodas. El cine es más barato y hay más donde elegir y, con un poco de suerte y criterio, raya bastante menos.


Algunos montajes funcionan: los que presentan a actores del cine o televisión en horas bajas. Esos van bien desde la época de Lina Morgan. Bueno, a veces ni esos: que se lo pregunten a Concha Velasco.


Un ejemplo que conozco: la administación autonómica gallega mantiene un centro dramático estable que tiene como finalidad representar obras de teatro en nuestro idioma propio diferente al español. Cuando se estrena alguna obra se reparten invitaciones gratuitas entre los funcionarios de la administración para que al menos vaya alguien a verlas. No va casi nadie, y desde luego nadie paga entrada. En las escasas ocasiones que he ido al teatro, el público que me he encontrado es, fundamentalemente, el siguiente:

a) Parientes y amigos de los actores y equipo técnico. Se les reconoce porque aplauden de forma entusiasta antes, durante y después de la función.


b) Actores y equipo técnico de compañías teatrales rivales. Se les reconoce porque, a diferencia de los anteriores, no aplauden nunca y mantienen una actitud desdeñosa durante toda la función.


c) Empleados de la administración pública, institución o entidad que patrocine la función, así como sus clientes, parientes, amigos e incluso vagamente conocidos a los que hayan conseguido emplumar la invitación. En este grupo se incluye la inevitable representación de la tercera edad, que aparecerá vestida con sus mejores galas.


d) Parejas en periodo de consolidación y/o crisis, en las que al menos uno de los dos miembros considera que una experiencia cultural cercana la muerte incrementará su atractivo y propiciará un feliz desenlace sexual de la velada. Se trata de un grupo minoritario.


La gente pasa del teatro. Sin embargo, el teatro se considera un bien cultural y las instituciones públicas lo patrocinan con los impuestos que pagamos. Las administraciones dedican un montón de pasta para construir auditorios dignos de albergar al Bolshoi en poblaciones de menos de 30.000 habitantes. Auditorios que después quedan vacíos e infrautilizados porque toda la pasta se destinó a hacer la obra, porque las compañías de teatro solo funcionan a base de subvenciones y porque, en definitiva, nadie va a verlas.


Vale, la cultura es importante y hay que apoyarla. Con subvenciones incluso. Pero, ya que estamos, ¿acaso no es cultura tambien un blog?. Muchos buenos blogs que son disfrutados a diario por más personas que las que acuden al teatro. Sin embargo, a ningún autor de un blog se le ocurre que la administración deba subvencionarle su dedicación. Y ninguna administración tiene previsto hacerlo.

En fín. Enhorabuena a Rubianes. Ya tiene garantizado el público para su gira por provincias. Se lo ha montado bien. Makinavaja estaría de acuerdo.
 
posted by Andrómena at 6:48 p. m. | Permalink |


2 Comments:


  • At domingo, 10 septiembre, 2006, Blogger Peggy

    Muy buen comentarfio , sarcastico y realista , aun asi , quizas en madrid si hay mas teatros de espectaculo .a mi personalmente si me gusta , y al menos una vez al mes cae alguna obra , sobre todo de los clasicos .
    Besos

     
  • At lunes, 11 septiembre, 2006, Blogger Andrómena

    A veces me paso de frenada, lo reconozco. Pero es que me cabrea que determinadas polémicas pillen un barniz, por así decirlo, ético, cuando lo que encubren es una cuestión de pasta. Lisa y llanamente.

    Con respecto a lo de la pareja, mmmm, quizás tambien haya caído en eso alguna vez...

    Un cordial saludo.

     

Layout design by Pannasmontata