La razón no es otra que la proximidad con las elecciones municipales: antes de unas elecciones los políticos son más vulnerables a los conflictos, tienen mucho más interés en evitarlos, y se muestran más dispuestos a ser generosos para atender reivindicaciones. La incertidumbre acerca de la continuidad en el cargo convierte a los políticos en seres flexibles, temerarios incluso, que toman decisiones descabelladas con esa tranquilidad que produce saber que probablemente les tocará ejecutarlas a otros. Sindicatos y colectivos profesionales lo saben y, en consecuencia, reservan multitud de protestas para el periodo preelectoral. Siempre se pilla algo, es una de las cosas buenas de la democracia.
Este repunte de trabajo es la razón por la que, muy a mi pesar, estoy posteando poco. No es que me falte tiempo, que tambien, es que pierdo la capacidad para pensar y distraerme. Y, vaya, es algo que echo de menos. Intentaré remediarlo hoy, una vez más, con otro de esos estudios idiotas que ya se están convirtiendo en signo de identidad de esta página. Hoy traigo uno que me ha gustado especialmente. La fuente es el diario La Voz de Galicia. Ahí va:
Según una encuesta de la universidad inglesa de Lancashire, los hombres que parecen reunirlo todo -es decir, que son guapos y ricos- resultan menos atractivos para las mujeres en busca de una relación estable que aquellos que, siendo agraciados físicamente, tienen una profesión de tipo medio.
Según este estudio, publicado en la revista británica Personality and Individual Differences, las mujeres piensan que los hombres guapos y adinerados gracias a su triunfo profesional son «menos de fiar» y los consideran «demasiado buenos para ser verdad».
Como de costumbre, la muestra no es que sea precisamente una maravilla. Al parecer, en la encuesta participaron 186 estudiantes de esa universidad, de 23 años de media de edad. A estas estudiantes se les invitó a que clasificaran primero unas sesenta fotografías de hombres en función de su aspecto físico, criterio al que luego se añadieron otros dos: edad y profesión. Entre las dieciocho profesiones incluídas en el estudio figuraban las de arquitecto y director de empresa en la categoría más alta, las de profesor y agente de viajes, en la intermedia, y finalmente las de camarero, cartero y jardinero, en la más baja. Los investigadores concluyeron que, si bien los hombres más atractivos ganaban siempre más puntos, las encuestadas preferían a los profesionales medios antes que a los que ganan fortunas.
El director del informe es un tal Simon Chu, un nombrecito que parece de coña y que sugiere aún más dudas sobre la seriedad del propio estudio. Este profesor ha explicado que el resultado de la encuesta se debe a que los guapos y ricos atraen también a otras mujeres, por lo que es más probable que busquen relaciones pasajeras en lugar de alianzas estables.
La conclusión me gusta. El instinto de supervivencia se abre paso y triunfa sobre otros más primarios. El amor busca una base más racional que los meros sentimientos: busca viabilidad. Algo menos menos de pasión y algo más de sentido común para perpetuar la especie.
Que los tíos guapos y con pasta no son de fiar es algo que los tipos normales ya sabíamos. Lo hemos sabido siempre. Lo aprendemos desde chavales porque crecemos con ellos, envidiando sus motos y las fiestas a las que acuden, imitando su forma de vestir, suspirando por las mujeres que ellos desechan. No son de fiar porque no tienen ninguna necesidad de serlo, qué cojones, menuda novedad.
Así que es bueno que lo sepan tambien las mujeres, y si es por instinto,.. pues mejor. Lo que parece demasiado bueno para ser verdad, efectivamente lo es. Y esa es la misteriosa venganza de los tipos normales, inscrita en el código genético de las mujeres. La naturaleza es sabia.
¿Que sería de los blogs sin estos estudios idiotas, con el juego que dan y lo socorridos que son para ciertos momentos?
Curiosamente, mi post de hoy también habla de políticos y de un estudio, pero desgraciadamente no de tan buen humor como el tuyo.
Saludos.