26 enero 2007
La historia de un triunfador
Borja nació para triunfar. Desde pequeño se impuso obtener, evaluación tras evaluación, las mejores notas de su clase. En los deportes era tambien el más destacado: obtenía las mejores marcas en el gimnasio y era escogido de los primeros en los partidillos de fútbol del recreo. Líder nato, Borja era delegado de curso año tras año.

Después de brillantes cursos en un colegio de Jesuitas y veranos en Boston para aprender inglés, Borja optó por hacer ESADE. Sus orgullosos padres repetían a sus amistades que eso era como hacer derecho y económicas a la vez. Las altas calificaciones continuaron.

Al terminar sus estudios Borja fué contratado por una importante empresa multinacional. Dicha empresa proporcionaba a sus nuevos empleados de alto nivel un preciso itinerario profesional orientado a motivarlos en todo momento a competir despiadadamente entre sí para escalar posiciones dentro de la estructura de la propia entidad. La promoción se realizaba mediante la ocupación sucesiva de puestos de trabajo de creciente nivel de responsabilidad, status, salario y privilegios. Borja fue contratado como consultor junior de segunda categoría, pero su habitual esfuerzo y dedicación determinaron que solo seis años después ya ocupase el puesto de assistant de primera, posición que en su empresa era la antesala de la condición de partner, es decir, el olimpo de los dioses directivos con viajes en business class, audi de empresa, créditos sin interés para compra de vivienda y stock options.

En ese momento, la carrera de Borja tuvo un cierto parón. Una reorganización de los departamentos de su empresa lo situó al servicio de un partner de formación similar a la suya, pero que había difrutado de mejores oportunidades para demostrar su mayor talento para el negocio. Borja intuyó pronto que a la sombra de aquel brillante directivo su propia carrera corría peligro de estancarse. Había además otro problema: todos los partners estaban casados y tenían o esperaban hijos; su empresa aplicaba a rajatabla esa ley no escrita de reservar los puestos en la cumbre unicamente a aquellos que se entregan al trabajo como forma de defender el status social y económico de una famila consolidada.

Borja era un tío práctico y decidió solucionar ambos problemas. Contrajo matrimonio con Rebeca, una muchacha bellísima a la que había conocido en primer curso de ESADE, estudios que ella había sido incapaz de continuar y que había abandonado para ocuparse de las relaciones públicas en una cadena de boutiques que pertenecía a la familia de su madre. A la boda acudió todo el staff directivo de la empresa, incluído su jefe, con el que mantenía una relación cordial.Casi simultáneamente, comenzó a divulgar entre los directivos de empresas rivales el rumor de que su jefe se encontraba a disgusto en la empresa, y llegó incluso a remitirles su curriculum vitae, de forma discreta y rogando reserva. El plan funcionó: su jefe aceptó una de las ofertas que le llegaron y Borja pudo, por fín, ocupar su puesto.La promoción a partner coincidió con el nacimiento de su primer hijo.

La meteórica carrera de Borja no pasó desapercibida para los directivos de la sede central de la multinacional, discretos alemanes deseosos de incrementar la cuenta de resultados. Borja fué puesto al frente del departamento encargado de implantar nuevas líneas de negocio con America latina, responsabilidad que le obligaba a estar fuera de casa al menos veinte días al mes. Este puesto comportaba una enorme entrega, que quedaba sin embargo compensada con las oportunidades inherentes a participar de la estrategia de expansión internacional de la empresa y tratar con otros directivos internacionales en las salas vip de los principales aeropuertos del mundo.

Borja estaba pocas veces en casa; llegaba agotado y siempre estaba propenso al mal humor. En su ausencia, su joven esposa decidió distraerse y, para ello, se apuntó al gimnasio al que ya acudían sus amigas, todas ellas esposas de directivos de éxito tan ricas y aburridas como ella misma. En ese gimnasio conoció a Waldo, un atractivo monitor venezolano que no tardó en seducirla con su acento dulce y su actitud atenta y detallosa. Seis meses despues, Rebeca pidió el divorcio, obteniendo en el proceso el chalet adosado familiar, la mitad del patrimonio económico y la custodia de sus dos hijos.

Rebeca todavía vive en en el adosado. Se ha casado con Waldo, para regularizar su situación, y está embarazada de nuevo. Ninguno de los dos trabaja: la mitad de la pequeña fortuna que Borja amasó en los años de dura competencia para ascender en la empresa permite al feliz matrimonio vivir con desahogo. La otra mitad la está empleando el propio Borja en carísimos psiquiatras para superar la depresión y el severo alcoholismo que ya le ha costado ser despedido de la empresa.

¿Quien es el triunfador en esta historia?


El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene.

Ralph Waldo Emerson
 
posted by Andrómena at 12:44 p. m. | Permalink |


10 Comments:


  • At viernes, 26 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    Está claro que el triunfador no es él, yo creo que no hay que basar la felicidad en el dinero y lo material, porque son cosas que tal y como vienen se pueden ir...
    Hay que apoyarse en otros aspectos, en algo más sólido, y luego si va bien tu carrera de coña...

     
  • At viernes, 26 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    Es asi , lo triste es que hay gente que descubre esa verdad demasiado tarde ....

     
  • At viernes, 26 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    Muy buena la historia, bravo.

    Pero no debemos olvidar al verdadero triunfador de la trama, ese tapado que se forra...el abogado de ella...benditos Borjas...

    Besos y abrazos desde Borjalandia.

     
  • At sábado, 27 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    Hello dear,
    Pues es una buenísima historia. Y estoy de acuerdo con Carmncitta, el dinero no es la felicidad, ojalá lo fuera y todo sería más fácil, aunque tampoco para todos. He cambiado de blog!! Ahora ya no tengo que escribirte quien soy, porque tú mismo lo comprobarás, jajaja. Que ilusión me hace! Un besito, espero que te pases... ;)

     
  • At domingo, 28 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    la felicidad está en hacer lo que nos gusta... si eso te da para vivir..mejor que mejor...

    te dejooooooooooo un besoteeee...

     
  • At lunes, 29 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    La historia es muy buena. Ma gusta. Creo que Borjas hay muchos. Lástima que no intuyan el error y puedan ponerle fin a tiempo.

    La vida son las cosas que nos pasan, los detalles, los momentos que transcurren mientras nosotros vamos haciendo planes.

    ¡Qué te voy a contar! Salut.

     
  • At martes, 30 enero, 2007, Anonymous Anónimo

    XD
    Comparto lo que dice la cita

     
  • At martes, 30 enero, 2007, Blogger JOHNNY INGLE

    Yo tengo un amigo que hace unos cuantos años iba por el camino de Borja.

    Siempre le tocaba el fin de año hacer inventarios, se subía a depósitos de petróleo y se le metía la corbata en el fuel. ERa horrible.

    La diferencia es que él asistía al gimnasio.

    Y como las vio venir pensó: antes de que se me ocurra casarme, antes de tener hijos y comprarme el adosado y antes de que me manden 20 días al mes al quinto coño,

    Me despido de la empresa, me vuelvo gay y me ligo yo al monitor venezolano.

    Ahora es feliz. Gracias a eso salvó su vida.

    Sí, muy buena historia.

     
  • At jueves, 01 febrero, 2007, Anonymous Anónimo

    A mí lo que más me asombra es todo lo que aguantó Rebeca antes de reventar.

    Ay, Waldo, Waldo, tú sí que sabes triunfar.

     
  • At viernes, 02 febrero, 2007, Anonymous Anónimo

    El triunfador?

    Waldo, por supuesto.

    Muy buena tu historia y sobre todo el consejo, yo también estaba empezando a parecerme a Borja hasta que caí en el mundo de las tinieblas, ahora mi única preocupación es hacerme con el control del infierno.

    Encantada conocerte Andromeda.

     

Layout design by Pannasmontata