Es una iniciativa que me parece muy bien. Todos queremos la paz mundial, de hecho es lo primero que dicen las chicas cuando son elegidas misses de algo (siempre se proponen dedicar a ello su reinado). Pero tengo algunas objeciones al modelo que se ha elegido, que me parece algo etéreo e inconcreto, desprovisto acaso que instrumentos de convicción capaces de atajar el mal allí donde se produce.

Las civilizaciones buenas necesitamos mecanismos para convencer a los malos. Es posible que no se hayan desarrollado en el realidad, pero al menos la ficción nos ofrece algunos modelos exitosos que se podrían ensayar, propiciando una especie de outsourcing dirigido a garantizar la consecución de los objetivos propuestos en la reunión de Estambul. He aquí varias propuestas:

- La Fundación Fénix: sería el candidato ideal, ya que su principal activo es Mcgyver, un héroe que se sirve de su inteligencia y habilidad para resolver los conflictos por métodos no violentos, evitando el uso de armas, características que cuadran muy bien con la filosofía fundacional de la Alianza. El director de operaciones de esta entidad es Pete Thorton.

- La Fundación para la Ley y el Orden: esta entidad fue creada por Wilton Knight. Sus principales activos son un Pontiac Firebird Trans-AM modificado con un blindaje molecular que lo hace completamente indestructible y que se conduce solo, y su piloto Michael Knight. Se trata de una organización de corte ligeramente más fascistoide que la anterior, pero bastante más eficaz y con el añadido de disponer de un departamento de I+D realmente puntero. Está dirigida por Devon Miles.

- C.O.N.T.R.O.L: Por si fallan las anteriores, se trata de una institución más clásica que responde a los patrones propios de la guerra fría. Cuenta con diversos agentes, todo ellos numerados, así como con tecnología propia de la que destacaríamos el cono del silencio o el zapatófono. Sería una buena opción en términos diplomáticos.

Esta es mi propuesta para una Alianza de las Civilizaciones seria y eficaz: externalizar el servicio. Ahora la ONU no tiene más que elaborar el pliego de prescripciones técnicas y licitar el contrato. Bin Laden y los demás supervillanos ya pueden ponerse a temblar.