Este año uno de los premios ha sido obtenido por investigadores españoles. En concreto, por Juan manuel Toro, Josep B. Trobalon y Nuria Sebastián-Gallés de la Universidad de Barcelona, que han merecido el Antinóbel de Linguística por un estudio en el que se demuestra que las ratas no siempre distinguen el idioma japonés del holandés si estas lenguas se hablan al revés. Al parecer, nuestros compatriotas no pudieron viajar a EEUU para participar en la ceremonia, aunque enviaron un vídeo con el discurso de aceptación.
Con todo merecimiento, el Antinóbel de la Paz se ha quedado este año en casa. Y se lo ha llevado nada menos que el ejército americano, concretamente el Laboratorio de la Fuerza Aérea de Patterson, Ohio, por promover un estudio para la fabricación de un bomba química dirigida a provocar una atracción sexual mutua irresistible entre los soldados enemigos, popularmente conocido como la bomba gay. Sí, parece el guión de una peli porno. En este link tienen la prueba del citado estudio, para aquellos incrédulos que tengan curiosidad, sepan inglés y dispongan de mucho tiempo libre.
Los demás premiados han sido los siguientes:
Antinóbel de Química: obtenido por el japonés Mayu Yamamoto por su sistema para extraer esencia de vainilla de la mierda de vaca. Una heladería de Massachusetts ya ha creado un helado con el nombre de este prestigioso científico.
Antinóbel de Medicina: obtenido por el británico Brian Witcombe y el estadounidense Dan Meyer, que han realizado un penetrante estudio acerca de los efectos secundarios que acarrea la introducción de espadas por la garganta. Imagino que será de gran utilidad para yoguis y artistas cirquenses.
Antinóbel de Biología: Johanna van Bronswijk , profesora de la Universidad de Eindhoven, ha merecido este premio por realizar un detallado censo de los bichos (ácaros, arañas, bacterias) , algas, helechos y hongos que habitan en los colchones de las camas. Como para no dormir más, vaya...
Antinóbel de Física: Galardón concedido, quizás con un criterio complementario al premio anterior, a los estudios sobre cómo se arrugan las sábanas realizados por L. Mahadevan de la Universidad de Harvard y Enrique Cerda de la Universidad de Santiago de Chile.
Antinóbel de Economía: lo ha ganado el taiwanés Kuo Cheng Hsieh, por su patente de un eficaz aparato que lanza una red para capturar a atracadores de bancos.
Antinóbel de Literatura: obtenido por la australiana Glenda Baxland, por su estudio acerca del artículo inglés “the” (ya saben: el, la, los las) y los muchos problemas que provoca en las personas que intentan poner cosas en orden alfabético.
Antinóbel de Aviación: ha recaído en los científicos argentinos argentinos Patricia Agostino, Santiago Plano y Diago Golombek, por descubrir que los hámsters que toman viagra se recuperan mucho mejor del jetlag que los que no la toman.
Antinóbel de Nutrición: obtenido por un tal Brian Wansick, de la Universidad de Cornell, que ha estudiado el apetito de las personas empleando el sofisticado sistema de proporcionarles un plato de sopa sin fondo en el que nunca se acaba su contenido.
Referencias de estos premios en años anteriores aquí y aquí. Son bellas muestras de lo que puede dar de sí el genio humano cuando se emplea en cosas absurdas. Desde aquí mi enhorabuena a los premiados.